La escritora británica Virginia Woolf tuvo una vida muy difícil. La medicina especializada llegó a calificarla de haber llevado una existencia bipolar (afección mental en la cual una persona tiene cambios marcados o extremos en el estado de ánimo). De haber contado con la cura actual, los especialistas estiman que ella seguramente no hubiese sufrido tanto. Virginia mantuvo muchas inconsistencias en su quehacer existencial, afirmaron, pero en lo que mantuvo una perseverancia titánica fue en lo tocante a edificar su propia y espléndida obra literaria.
En sus primeros trabajos sin embargo la crítica especializada llegó a calificarla como una escritora limitada y poco creativa en tanto su narrativa respondía al reducido círculo de la pequeña burguesía británica. Pero luego de escribir sus novelas La señora Dalloway (1926), Al faro (1927), Orlando, una biografía (1928) y Las olas (1931), entonces Virginia fue catalogada como “una de las figuras más destacadas del vanguardista modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional”.
Virginia Woolf contrajo matrimonio con el judío Leonard Woolf en 1912. Por esta razón ambos vivieron bajo el influjo del terror de Hitler y los nazis. Leonard junto a Virginia hicieron una pequeña imprenta en 1917, la Hogarth Press, donde se editaron los libros de Virginia Woolf y de otras personalidades de la época como T.S. Elliot y Sigmond Freud, entre otros. En base a sus avanzados criterios éticos y compartidos por el grupo denominado Bloomsbury (criticaban a la aristocracia británica y estaban abiertamente en contra de la exclusividad sexual). Virginia mantuvo relaciones íntimas con la escritora y jardinera Vita Sackville-West durante diez años, quien era esposa de Harold Nicolson. Ambas, al cerrar dichas relaciones terminaron siendo amigas.
Vita Sackville-West encarna en términos de ficción el papel protagónico de la novela Orlando, una biografía, donde de modo fantástico el personaje atraviesa casi tres siglos de vida británica, transformándose en ese enorme lapso de hombre en mujer. Esta novela está influenciada por dos poemas épicos o novelas del renacimiento: Orlando Enamorado escrita por Boiardo y Orlando Furioso de Ariosto. En Orlando, una biografía, Virginia Woolf critica en forma irónica y mordaz la debilidad material, espiritual y la discriminación de la mujer en cuanto al hombre. Años después esta novela fue traducida al español por el escritor argentino Jorge Luis Borges.
En esta traducción, Borges corona su trabajo con los calificativos de que se trata de una avanzada novela difícilmente clasificable, en la que «colaboran la magia, la amargura y la felicidad». Narra los avatares a lo largo de cerca de trescientos años del que empieza siendo un caballero de la corte isabelina inglesa. Producto en parte de la ambigua pasión de la Woolf (1882-1941) por Vita Sackville-West y antecedente singular del realismo fantástico, la historia del protagonista, ambientada siempre en sugerentes escenarios e impregnada por la particular obsesión de su autora por el transcurso del tiempo, se desliza como un deslumbrante cuento de hadas ante los fascinados ojos del lector.
Sin embargo, tiempo después, el escritor argentino Jorge Luis Borges fue criticado por haber intercambiado exprofeso en su traducción los pronombres de «él» y de «ella» para evitar que el texto fuese interpretado como lésbico. «Fue lo mismo que hizo Borges al traducir seis poemas del poeta estadounidense Walt Whitman», aseguran los entendidos, o sea, el escritor argentino quiso evitar que los lectores conocieran la homosexualidad del poeta estadounidense que jamás quiso ocultarla. Sin duda, los hombres son hijos de su tiempo y llevan consigo tales prejuicios. Por supuesto, tales malabares de Borges en la traducción, el paso de los años se encargó de enmendarlos.
La obra de Virginia Woolf fue influenciada por Marcel Proust, Katherine Mansfield y James Joice, entre otros escritores significativos. El 28 de marzo de 1941 Virginia Woolf se suicidó. Gran nadadora, sin duda, con el abrigo lleno de piedras en los bolsillos, se sumergió en el río Ouse muy cerca de su casa. En nota dirigida a su marido, escribió:
“Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices, hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé.
Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decir que todo el mundo lo sabe. Si alguien podría haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas puedan haber sido más felices de lo que hemos sido tu y yo. V.”
En Una habitación propia, un ensayo de Virginia Woolf, revela la evolución de su pensamiento feminista. Deseo cerrar esta crónica con una frase célebre de la Woolf donde expresa sus convicciones propias e irrefutables: «No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.»
Estimados lectores, de su amplia obra literaria, sugiero que lean las siguientes novelas:
2.- Al faro (1927)
3.- Orlando, una biografía (1928)
4.- Las olas (1931)
Deja una respuesta