Curiosidades acerca de los clásicos

Curiosidades acerca de los gigantes de la música culta con vidas escandalosas como las que tuvieron las estrellas del rock

Desintegraron viviendas, consumieron drogas, se dieron al desenfreno sexual, a pesar de su venerable apariencia, algunos compositores clásicos tuvieron vidas como David Bowie, Keith Richards, Motley Crue, Iggy Pop, Lou Reed, Guns N Roses… Todos se dedicaron ol oficio de hacer rook: todos vivieron momentos en los que el vicio y la creatividad iban de la mano. Todos sabemos lo que significa llevar “una vida de rock”. Desde mediados de los años 1950, con el nacimiento del género, surgió también este estilo de vida disipado y hedonista colindante con el tormento. 

Pero mucho antes de haber nacido estos rockeros canallas, ese tipo de vida mundano y peligroso ya lo habían experimentado en épocas anteriores otros músicos de talla maravillosa. Por supuesto, no vestían pantalones de cuero ajustado y cadenas, pero sus vidas fueron de rock and roll.

Handel (1685-1759): Apremiante bebedor

Genialidad: Tan solo un oratorio como El Mesias justificaría pasar a la historia de la música. En el caso de Handel hay que añadir, por ejemplo, La música para los reales fuegos artificiales, Música acústica o las óperas Rinaldo y Agripina.

Existencia turbulenta: Una de las principales aficiones del maestro barroco era la bebida. Se comenta que Handel componía mejor cuando más había bebido y, de hecho, esa fue una de las causas de su muerte. Mucho de los recipientes en los que guardaba el vino, el ron, la cerveza o la ginebra estaban hechos de plomo, lo que provocaba intoxicaciones a quienes los consumían y, claro, a más consumo, mas toxicidad.

Shubert (1797-1828): Bipolar y de vida disoluta

Genialidad: Franz Shubert fue capaz de componer en apenas 31 años de vida una amplia y variada obra musical que incluye lieder, sonatas, conciertos y sinfonías. A pesar de ello hubo de esperar a finaes del siglo XIX para que su talento fuera reconocido como merecía. Para entonces él ya había muerto.

Existencia turbulenta: Shubert tuvo una vida breve pero vertiginosa. Cliente habitual de prostíbulos, contrajo sífilis y gonorrea. Asímismo, le gustaba beber y tenía frecuentes períodos de depresión, aderezados con pensamientos paranóicos. Shubert era bipolar (en esa época no estaba diagnosticado con ese nombre) y pasaba de períodos de euforia a otros de completa depresión. Ese tobogán anímico le provocaba la idea de que tenía enemigos que podrían envenenarlo.

Stravinski (1882-1971): Así burlaba la ley seca.

Genialidad: Obras como El pájaro del fuego para los Ballets Rusos de Sergue Dáguilev, sus vínculos con las vanguardias artísticas y piezas como la Consagración de la primavera hicieron de él uno de los músicos más importantes del siglo XX. El mismísimo Charlie Parker, creador del be- bop, era gran admirador de su obra.

Existencia turbulenta: Stravinski dijo de la música de Rimski-Korsakov que “era agresiva como un dolor de muelas y agradable como la cocaína”. Una reflexión que demuestra que el compositor ruso que vivió en París durante los años 1910 y 1920, conocia esa droga. En todo caso, su preferida era el alcohol, especialmente el whisky. Tanto le agradaba que llegaba a bromear con el tema diciendo que su nombre debería ser en realidad “Igor Strawhisky”. Cuando le tocó hacer giras por Estados Unidos durante la ley seca llevaba el alcohol en un termo de café.

Wagner (1813-1883): Ludópata

Genialidad: Además de compositor, Richard Wagner era poeta, dramaturgo, ensayista, escenógrafo y director de orquesta. En ocasiones algunas de esas disciplinas coincidían en un mismo proyecto, como en el caso de sus óperas, de las que fue el autor del libreto, de la música y de la puesta en escena. Su obra es venerada anualmente en el Festival de Bayreuth, ciudad bávara en la que mandó a construir su propio teatro de ópera para poder representar sus creacions tal y como él las había concebido.

Existencia turbulenta: En los ratos libres que le dejaba la composición de, por ejemplo, el ciclo del Anillo -compuesto por las óperas El oro del Rin, La valquiria, Sigfredo y El ocaso de los dioses-, Wagner gustaba de apostar en juegos de azar. En sus memorias recuerda cómo sucumbió a la ludopatía en su juventud: “Permanecí en el mesón por espacio de tres días, porque desde la primera noche el juego me había envuelto en sus redes diabólicas. (…) Al cabo de tres meses estaba tan poseído por la fiebre del juego que no alentaba ninguna otra pasión”. Un día el compositor llegó a perder la pensión mensual de su madre quien, enterada del hecho, le ayudó a abandonar ese hábito. Cuando lo consiguió, Wagner dedicó parte de su vida a apartar del juego a otras personas.

Bach (1685-1750): Amante irredento de la buena vida

Genialidad: No hay nadie que lo dude. Compuso cientos de piezas de música sacra y profana para orquesta y diferentes instrumentos, entre los que se encuentran el violín, el órgano y el clavicordio. Entre sus piezas están Los conciertos de Brandeburgo, Las variaciones Goldberg, el Clave bien temperado o La pasión según San Mateo.

Existencia turbulenta: Nacido en una familia de músicos, quedó huérfano con diez años, apenas fue al colegio, se casó dos veces y tuvo veinte hijos, de los que sobrevivieron nueve. Además, le gustaban los lujos, la buena vida, el tabaco, el chocolate y la bebida. Se pasó una temporada en prisión por una disputa con el duque de Weimar.

Bethoven (1770-1827): Destrozaba casas en ataques de ira

Genialidad: ¿Hay que explicarlo? La respuesta está en sus nueve sinfonías, sus cinco conciertos para piano y orquesta, las más de 30 sonatas para piano, la ópera Fidelio y sus piezas vocales.

Existencia turbulenta: Bethoven fue un niño prodigio de la música gracias al empeño de su padre, un hombre alcohólico y violento que hizo todo lo posible por conseguir que el muchacho fuera un nuevo Mozart. Su dura infancia, sumada a una sordera que lo aisló totalmente del mundo y de la vida social, hicieron de él una persona taciturna y con problemas de carácter, que llegó a vivir en setenta domicilios diferentes, algunos de los cuales destrozó en ataques de ira.

Prokófiev (1891-1953): Un peligro al volante

Genialidad: Obras como Romeo y Julieta, Pedro y el lobo o sus conciertos para piano y violín demostraron su capacidad para combinar la tradición rusa con las innovaciones musicales de la modernidad y lo conviertieron en uno de los grandes clásicos del siglo XX.

Existencia turbulenta: A Prokofiev le encantaban los automóviles y la velocidad. De hecho, gracias a su prestigio como compositor consiguió que las autoridades soviéticas le permitieran importar de occidente un modelo Ford. Sin embargo, todo lo que tenía de buen músico lo tenía de mal conductor. En una ocasión arrolló a dos ciclistas que circulaban por una carretera: en otra, atropelló a una joven que caminaba por e centro de Moscú. El accidente más grave que sufrió fue aquel en el que su familia y él salieron disparados del vehículo en el que viajaban. Aunque no hubo víctimas, Prokófiev sufrió daños en sus manos que le impidieron tocar durante una temporada.

Brahms (1833-1897): Una vida de infidelidad 

Genialidad: Es consderado una de las tres b de la música clásica junto a Bethoven y Bach. En pleno romanticismo Johannnes Brahms rechazó las innovaciones de músicos como Liszt y Wagner para mantenerse fiel a clásicos como Mozart y Haydn, bajo cuya influencia compuso conciertos, sinfonías y danzas.

Existencia turbulenta: Desde muy joven, Brahms recibió el apoyo de Robert Schumann y su esposa Clara, quien, nada más de conocer al muchacho quedó prendada de su talento musical y atractivo fisico. A espaldas de Shumann, Brahms y Clara comenzaron una relación que continuó cuando el famoso musico falleció en 1856. A pesar de ello, nunca llegaron a casarse e incluso acordaron romper las cartas que probaban si infidelidad, pero no lo cumplieron. Por eso ahora se conoce aquello de lo que Shumann nunca se enteró.

Haydn (1712-1809): Un feo con una legion de fanáticos

Genialidad: Ha sido denominado “el padre de la sinfonía” y “el padre del cuarteto de cuerda”, calificaciones que podrían ampliarse a “titán de la sonata” o “coloso del trío con piano”. Entre sus obras más conocidas están la Sinfonía número 45, las Sinfonias de Londres y el oratorio La creación.

Existencia turbulenta: Haydn era de corta estatura, tenía un aspecto débil —posiblmente por haber sufrido desnutrición en su infancia— y había sufrido viruela, enfermedad que dejó secuelas en su rostro. Testimonios de la época afirman que era extremadament feo, lo que impedía que levantase pasiones entre sus seguidoras. La admiración que despertaba entre los aficionados a la música hizo que se le cortase la cabeza a su cadáver para que los frenólogos investigaran el origen de su genialidad. En los años cincuenta se recuperó el cráneo y se devolvió a la tumba pero, como no se sabía qué hacer con el que se habia puesto en su lugar, también se dejó allí. En la actualidad, la tumba del compositor contiene un cuerpo y dos cabezas. Más genialidad, imposible.

Chaikovski (1840-1893): El suicidio como objetivo

Genialidad: Su música para ballets como El lago de los cisnes, El cascanueces o Romeo y Julieta son piezas claves del repertorio clásico que se siguien interpretando en la actualidad. Pero como todo no va ser ballets en esta vida ni en la de Chaikovski, su Concierto número 1 para piano, sus Sinfonías 5 y 6 o su ópera Eugenio Oneguin son razones suficientes para considerarlo un genio de la música.

Existencia turbulenta: Chaikovski era gay, pero pasó toda su vida ocultando su condición sexual, para lo que no dudó en mantener relaciones con mujeres e incluso casarse con una de sus alumnas, Antonina Miliukova, con la que tuvo una vida desdichada. Su sufrimiento era tal que intentó suidarse lanzándose desnudo de la cintura para arriba al río Moscova, de donde salió cuando pensó que había pescado una pulmonía. Como no fue así, volvió a intentar matarse de una forma peculiar: aprovechó que se había declarado una epidemia de cólera en San Petersburgo por beber agua sin hervir. Cuatro días despué falleció de la enfermedad.

Chopin (1810-1849): Asiduo a prostíbulos

Genialidad: Es uno de los máximos representantes del romanticismo y uno de los compositores para piano más influyentes de la historia. Supo combinar la música clásica con el folclore popular polaco en sus polonesas, mazurcas y danzas.

Existencia turbulenta: Chopin tenía un carácter difícil, que desplegaba especialmente cuando impartía clases de piano. Olvidando las altas remuneraciones que recibía ello, Chopin estallaba en cólera por cada falla de los alumnos y además de gritos e insultos, acostumbraba romper parte del mobiliario a su alcance. Además, sufría de tuberculosis, frecuentaba prostíbulos y gustaba de las relaciones sentimentales intensas y tormentosas, como las que mantuvo con George Sand, con la que, según la escritora, no mantenía relaciones sexuales para evitar enrarecer el noviazgo.            


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