Bob Dylan o el artista desobediente

Dicen que los locos jamás regresan al mismo sitio donde estuvieron. Esto pensaron sobre Bob Dylan sus seguidores cuando conocieron los dos sonados acontecimientos donde el cantautor estadounidense estuvo involucrado: el primero sucedió el 25 de julio de 1965 y el segundo fue el 29 de julio de 1966. Cualquier avezado astrólogo hubiese confirmado ante tales hechos que el Géminis Bob Dylan cada vez que atravesaba su período lunar, debería enfrentar una encrucijada dictada por un singular y extraordinario enigma en el giro de los planetas al amparo de su única e irrepetible carta astral. El primer sucedido: después de grabar tres discos de larga duración y entre varias canciones exitosas su afamada Blowing In The Wing y haber participado en multitudinarios conciertos, en la tarde del 25 de julio de 1965 decidió abandonar la guitarra acústica y la denominada canción folk de corte contestataria.  

Y así lo describe el crítico musical Ellias Wald: «Se hizo eléctrico y rompió con las letras comprometidas y el folk. Cambió la historia de la música mientras sus feligreses le gritaban «¡Judas!» Bob Dylan —poeta, mesías de la canción protesta, hijo predilecto del folk— regresaba al Festival de Newport que había sido su hogar espiritual durante años. Eso sí: enganchado, por primera vez, a una guitarra eléctrica, como quien se cuelga un ancla en la muñeca y juega a no hundirse.

Él sabía que su público no era un público corriente, sino una masa devota de su acústica y su letra comprometida, un estadio político y purista, un clan que mamaba gloria de su Blowing In The Wing y The Times They Are A Chaining y no querían otra cosa. Arrancó con una canción rock y llegaron los abucheos, las botellas arrojadas al escenario y un aplauso disperso. Los feligreses de Dylan rechazaban que su ídolo se convirtiese en uno de esos músicos comerciales que reventaban las radios. Alguien gritó un «¡Judas!» que quedó tan nítido en el recuerdo que hasta hoy puede escucharse en Live 1966: The Royal Albert Hall Concert.

El artista espetó un «no te creo, eres un mentiroso», y dio la orden a su banda de continuar ahí «The Hawks» (después llamada «The Band») aguantando el chaparrón. Cuentan que a Pete Seeger tuvieron que sujetarlo para que no destrozase con una pequeña hacha los cables de alimentación. Aquella noche cambió la historia de la música: el golpe sobre la mesa del artista retumbó en todo el mundo. Fue su forma de decirse, fuerte y claro con su talento, una declaración de independencia musical. La hostilidad no se disipó del todo hasta el último concierto en Londres, en mayo de 1966, donde el mundo empezó a asimilar —a tragar con todo— la doble cara de su ídolo.»

Se cuenta que entre los vestigios del mítico evento se encontró una servilleta utilizada por Dylan donde rezaba de su puño y letra la siguiente interrogante quejosa: ¿Cuántas veces / tengo que repetir / que no soy un cantante de folk / antes de que la gente pare de decir / “no es un cantante de folk”?

En el documental No Direction Home realizado por Martin Scorsese en 2005 acerca de una parte de la vida de Bob Dylan se alude y examina, entre otros muchos interesantes aspectos, el momento en que Pete Seeger —considerado el padre del folk estadunidense, y, dicho sea de paso, tuvo la feliz iniciativa de llevar los versos de José Martí a la afamada Guantanamera del autor cubano Joseíto Fernández, y, debido al embargo estadounidense vigente sobre Cuba, el cobro de los derechos de autor (debieron ser elevadas sumas de dinero) no se pudieron devengar—, enfurecido, al ver que su artista predilecto era otro Bob Dylan o la oveja negra, trataba de cortar el cableado para silenciar el concierto. A preguntas de Scorsese, el artista responde que siempre había y respetaba muchísimo a Pete Seeger y no podía comprender del todo cómo él esa noche había intentado boicotearle su presentación.   

El segundo acontecimiento crucial fue el 29 de julio de 1966: Bob Dylan tuvo un accidente de tránsito en su motocicleta, y según se reportó en la prensa puso en peligro su vida. Pero detalles sobre este infortunio, nombre de la clínica o proceso de rehabilitación del accidentado, por ejemplo, nunca llegaron al conocimiento de la gente. Dicho accidente ¿no habría sido como la invención de un mito articulado por el propio Dylan a fin de que lo dejaran tranquilo y así dedicarse por entero a sus nuevas faenas creativas?, se preguntaron o entrevieron con justa razón los más escépticos de sus admiradores.

Sin embargo, esa divisa de que los locos jamás regresan al mismo lugar, nada tenía que ver con Bob Dylan. Debido a sus nuevas canciones y novedosos discos de larga duración, facturados por él sin pausa, especialmente su álbum Nashville Skyline, se iba posicionando ante la conmoción de todos sus feligreses como un Bob Dylan más revolucionario en términos artísticos que, para él, era a fin de cuentas lo más vital e importante: su canto cobraba otro vuelo, otras variantes, los variados y agradables arreglos musicales respondían a su genial personalidad.

Sí, estimados lectores, definitivamente Bob Dylan no era un loco, sino un genio artístico desobediente. Y nunca perdió el rumbo. No solo cambió la música en Estados Unidos. También sin desearlo le hizo un guiño a la Academia sueca que otorga anualmente el Nóbel de literatura. Ante el asombro del mundo entero, en 2016, le fue otorgado a Bob Dylan ese merecido premio.   

A continuación les muestro el texto de tres canciones de Bob Dylan.

Una serie de sueños (Series of Dreams)

Pensaba una serie de sueños / Donde nada devenía realidad / Todo queda donde estaba herido / Hasta el punto de no moverme más / Pensaba a nada de nada / Como cuando te despiertas gritando y te preguntas por qué / Nada demasiado preciso / Solamente de los sueños así / Solamente una serie de sueños / Sin métrica sin velocidad / En la habitación hay una única salida / Y es aquella invisible solamente por ti / No buscaba quizás ciertas respuestas / No tenía grandes perplejidades / Nada para declarar / Ninguna aduana / ninguna formalidad /Soñé que la sombrilla estaba cerrada / Sobre el sendero / preparado por mí / Y las cartas sobre la mesa / no eran un juego / Eran los signos de otra civilización / En un sueño había sangre sobre la tierra / En otro nevaba en ciudad / En un sueño corría / y en un sueño todavía / Estaba obligado a subir más arriba / No buscaba una ayuda especial / No quería escapar de aquí / Ya había andado bastante lejos / Pensando solamente en los sueños así / Soñé que la sombrilla estaba cerrada / Sobre el sendero preparado por mí /Y las cartas sobre la mesa / no eran un juego / Como los sueños de otra civilización /Ya había andado bastante lejos / Pensando en los sueños así / Pensando en los sueños así.

Dignidad (Dignity)

El gordo se miraba en la hoja del cuchillo / El flaco en una porquería de cena / El hombre sin alma era una alma en pena / En busca de dignidad / El sabio la busca en un ángulo del prado / El muchacho en la sombra de un reflejo pasado / El pobre hombre en un vidrio dorado / Sueña la dignidad / Han matado a alguien en la noches de Navidad / La dignidad ha sido la primera en escapar / Yo he estado de gira / he estado en el mundo / Dentro de la noche a reencontrar el día / Miro en alto, miro allá / Y miro la calle que va / A los policías que encuentro pregunto dónde estará / Donde es que vive la dignidad / El ciego se libera de la ilusión / Y busca en los ángulos de una visión / Va buscando en lo oscuro su ocasión / De dignidad / Estuve en las bodas de Marilyn / Me ha dicho “Es mucho mejor que no hablemos nunca más / Podría ser asesinada si dijese en realidad / Aquello que pienso de la dignidad” / Estuve en los pastos de los buitres / Ho visto el tiempo no cambiar jamás / Diablos con la cola, ángeles con las alas / En la oscuridad parecían iguales / Vientos que cortan como cuchillas / Casa incendiada, deudas, nudos corredizos / Pregunto a la mujer: “Dígame usted / Dónde ha ido a parar la dignidad” / El alcoholizado con los ojos gachos / Dentro de la habitación de espejos escondidos / Se vuelve hacia atrás / cueste lo que cueste / Mirar en facha la dignidad / He visto al príncipe al conservatorio / Nariz reconstruida / espejuelos ahumados / Quería una propina para decir en serio / El ultimo precio de la dignidad / Huellas sobre la arena / rutas de pasadizos / Sobre la mano de un hombre los restos de un tatuaje / Hijos de la noche, hijos del mediodía / De la ciudad de Frodo / sin nada alrededor / No puedo descansar / Nada para enviar / Sobre un barco bajo una tempestad / en lo más alto sobre el mar / Debería leer un documento en el cual podría encontrar / La solución de la dignidad / El hombre enfermo que espera la cura / Se ve a sí mismo cómo era / Y busca en el arte y la literatura / La dignidad / El inglés tantea en el futuro / En el viento gélido / busca trabajo / No tiene direcciones, no tiene dinero / Y aprieta los dientes con dignidad / Me han dado una foto, me ha dado por reír / La dignidad nunca se ha dejado agarrar / He estado en deuda, he estado a la par / Sobre el camino de los sueños y de los tragos amargos / Así tantas calles, cuantas cosas en el baile / Cuantos puntos ciegos / cuantos soplidos sobre el cuello / Me pregunto si un día podré nunca encontrarlo / El escondite de la dignidad.

Mundo Político (Political World) 

Vivimos en un mundo político
El amor no tiene que hacer
Los hombres asesinan a los hombres  
Este es el tiempo, el crimen anónimo

Vivimos en un mundo político
Los hombres cantan en coro
Siente como suenan el Ave María
Las nubes tocan el suelo

Vivimos en un mundo político
La sabiduría esta fuera del tiempo
Se deshace sobre la acera
No es de auxilio, no es de ejemplo

Vivimos en un mundo político
La piedad está hundida en el mar
La vida es un reflejo, la muerte una máscara
Cada banco una catedral

Vivimos en un mundo político
El coraje está pasado de moda
Ninguno quiere hijos, el mañana da miedo
La casa permanece vacía

Vivimos en un mundo político
El único agarrado en mano
Es bien ordinario, no tiene responsabilidad
Toca creerlo y nos lo creemos

Vivimos en un mundo político
En la ciudad donde nos toca estar
Abrumados por el miedo
Pero si ahí naciste no puedes andar

Vivimos en un mundo político
Banalizados de la mañana a la noche
Somos la cuerda que basta para ahorcarnos 
En el recinto de una galera

Vivimos en un mundo político
Apenas despiertos nos enredamos
Buscamos la salida más cómoda
Después quedamos donde estamos

Vivimos en un mundo político
Bienvenida no es la paz
Que se vaya a quemarse viva
En la explosión de una hoguera

Vivimos en un mundo político
Todo pertenece a alguno
Entre tentaciones y juicios los hombres
Gritan pero ninguno responde.
 

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